La Olla, sonidos de la hojarasca

*Un oasis de hayas y liquidámbares en una zona de Xalapa donde confluyen tres de las vialidades más transitadas; un espacio que busca amortiguar el frenesí de una ciudad

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver.- Aquí aún se percibe el olor de las hayas y los liquidámbares, típicos del bosque mesófilo. Incluso, los aromas de una tímida y joven araucaria la única de su especie en este lugar.

Pisar las hojarascas esparcidas a causa del otoño permiten escuchar el sonido que emana al contacto de los pies calzados con el suelo; cualquier intruso se delata sin hablar.

Recorrer el parque “La Olla”, es adentrarse a un bosque inhóspito, como aquel legendario de Sherwood de Nottingham, el escondite embrujado del enigmático ladrón Robin Hood o Robin de Locksley.

La fragancia natural que emana del follaje de los árboles con más de 30 años se mezcla, en ocasiones, con el monóxido de carbono de los automóviles que transitan por las atiborradas vialidades.

Atrapado en medio de la mancha urbana, en la confluencia de las avenidas Xalapa, Adolfo Ruiz Cortines y Lázaro Cárdenas, tres de las vialidades más congestionadas de la ciudad, el bosque resiste.

El sonido molesto del claxon de los coches emitido por conductores desesperados, rompe con la quietud que puede provocar el parque con una rotonda con el estilo dórico e iónico, inconfundibles de la arquitectura griega antigua, el de los templos de los dioses y diosas de la mitología.

La rotonda, en el pasado reciente, sirvió de escenario de alumnos egresados del Bachillerato o de la Universidad para la tradicional fotografía de generación. Las grandes escalinatas que conducen hacen suponer que de un momento a otro bajaran los dioses del Olimpo, tal vez para una reunión o solo para buscar un momento de relajamiento.

 

 

 

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